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Imagen aérea de la central térmica solar de Ouarzazate, en Marruecos. 

Decenas de carpas, cientos de banderas, grupos de folklore beduino y una multitud 
abigarrada bajo el sol han recibido hoy al rey Mohamed VI en Ouarzazate, a diez kilómetros de esta ciudad considerada la puerta del desierto, en el sur de Marruecos. El ministro español de Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, y la ministra francesa de Ecología, Ségolenè Royal, han sido los invitados de honor de la inauguración de la megaplanta termosolar de Noor, que será una de las mayores del mundo cuando esté completada en 2018.

El jefe de la diplomacia española ha acudido acompañado por directivos de las empresas españolas de ingeniería y construcción que han ejecutado la obra: Acciona, Sener, TSK y Aries. Para Margallo, la planta es un éxito de la Marca España y de la cooperación hispano-marroquí, fundamental para el desarrollo de este país del Magreb y para frenar la inmigración irregular que llega a Europa procedente de África.
La primera fase del complejo, denominada Noor I, ocupa 480 hectáreas, tiene una capacidad de 160 megavatios y suministrará energía a 135.000 hogares. Cuando estén operativas las cuatro fases de la megaplanta, en 2018, será una de las mayores del mundo, contará con 580 megavatios de potencia y ocupará más de 3.000 hectáreas.
La primera fase, por un importe de 775 millones de euros, fue adjudicada a las cuatro empresas españolas por el grupo saudí ACWA Power. La segunda y tercera, ya en construcción, se la adjudicó un consorcio formado por el citado grupo saudí y la española Sener por 1.800 millones. Aun está pendiente de adjudicación la cuarta fase.
La megaplanta de Ouarzazate forma parte de un plan marroquí, valorado en 9.000 millones de dólares (algo más de 8.000 millones de euros) y gestionado por la Agencia Marroquí de Energía Solar (Masen), cuyo objetivo es producir2000 megavatios de electricidad a partir del sol en 2020. Marruecos se ha comprometido a que el 40% de su electricidad proceda en esa fecha de fuentes renovables y a llegar al 52% en 2030. No se trata solo de reducir las emisiones de efecto invernadero en 3,7 millones de toneladas de CO2 sino también de limitar su dependencia energética, una de las mayores del mundo, con el 95% del total, y recortar las importaciones de combustible fósil, que lastran su déficit comercial, en 2,5 millones de toneladas de petróleo.
Marruecos quiere convertirse en abanderado del desarrollo de las energías renovaeles en África y en septiembre próximo albergará en Marraquech la conferencia COP-22, la primera que se celebra tras la Cumbre del Clima de diciembre pasado en París, que hará un primer examen de la ejecución de sus acuerdos.

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